Mastitis

¿Qué es una mastitis?

La mastitis es una inflamación de la mama de la mujer lactante, que se produce cuando no hay un vaciado adecuado del pecho, generando un obstrucción de leche que predispone a la sobreinfección por bacterias

¿Cuál es la causa?

La causa más frecuente del estancamiento de leche es una técnica de lactancia inadecuada  por colocación incorrecta del niño durante la toma o por particularidades del lactante que le impiden un buen agarre. Las grietas en el pezón son un factor de riesgo para la sobreinfección por bacterias, ya que por las grietas se da un vaciado deficiente de la mama.

¿Cuáles son los síntomas?

Los síntomas de la mastitis incluyen:
  • Fiebre altas.
  • Dolor de cabeza.
  • Inflamación del seno.
  • Ardor.
  • Enrojecimiento o dolor.
  • Malestar general.

¿Qué se puede hacer? ¿Cuándo se debe consultar?

Ante estos síntomas es importante asegurarse de conseguir una postura correcta y un agarre adecuado por parte del niño, para favorecer la salida de la leche. La extracción manual o con sacaleches puede ayudar a realizar un vaciado eficaz de la mama.
En caso de persistir los síntomas a pesar de las medidas anteriores es recomendable consultar con algún profesional sanitario con buenos conocimientos en lactancia.

¿Cómo se trata?

Lo más importante es conseguir un vaciado eficaz y frecuente del pecho. Para que esto se produzca hay que asegurarse de que la posición y el agarre del niño son adecuados. En muchos casos es útil la extracción manual o con sacaleches para que el vaciamiento sea completo.
Es recomendable tomar analgésicos o antiinflamatorios  recetados por el doctor, ambos compatibles con la lactancia, para aliviar los síntomas y mejorar el estado general. Además es importante asegurar el descanso materno, manteniendo el contacto estrecho con el niño.
Si pasadas 24 – 48 horas de iniciadas estas medidas no se observara mejoría, sería entonces importante valorar iniciar tratamiento antibiótico  bajo la supervisión médica. Muchas madres se preocupan de que el antibiótico se pueda transmitir a la leche materna y afecte al bebé, por lo que no lo toman o dejan de tomarlo antes de lo recomendado. Los antibióticos recetados para tratar la mastitis por lo general no causan ningún problema para el bebé lactante y dejar de tomarlos puede aumentar su probabilidad de desarrollar otro episodio de la infección.
Las infecciones repetidas  o sin tratar de los senos pueden causar cicatrices, lo cual puede afectar su producción de leche aún en embarazos y experiencias de lactancia materna posteriores.

No  existe suficiente evidencia científica para recomendar el uso de probióticos como tratamiento de una mastitis.

El mantenimiento de la lactancia es la base  del tratamiento. La leche del pecho afectado no tiene ningún efecto perjudicial para el bebé. En algunos casos un sabor ligeramente salado de la leche puede generar cierto rechazo por parte del niño, sin mayores consecuencias.
Es muy doloroso amamantar a su bebé si tiene su seno infectado, ofrézcale el otro seno y abra ambos lados de su sostén para permitir que el flujo de leche del seno dolorido caiga sobre una toalla o tela absorbente. Con frecuencia sacarse la leche del seno afectado con un extractor de leche también ayudará a aliviar la presión y acelerar el proceso de sanación. Debe sacarse la leche del seno infectado ya sea amamantando a su bebé o con un extractor de leche.
Por otra parte, puedes también a ayudar a desaparecer o aliviar los síntomas del pecho con compresas tibias masajes antes de amamantar y cambiar de posición para amamantar.

¿Cómo se puede prevenir?

  • Para evitar la aparición de una mastitis es importante conseguir una buena posición y un agarre correcto del bebé, que aseguren un vaciado completo del pecho. Las tomas deben ser frecuentes y a LIBRE demanda, es decir, cuándo el niño desee y el tiempo que necesite. Es importante evitar los horarios rígidos y las separaciones entre la madre y el niño. Las tomas nocturnas son necesarias y beneficiosas.
  • El seno debe “drenarse” regularmente. Tomas frecuentes y regulares ayudan a mantener una secreción de leche suficiente y evitan la congestión. No amamantar durante largos períodos y/o irregularmente favorece la aparición de numerosos problemas de lactancia.

Tratamiento para la mastitis

  • Drenar muy bien el seno.
    La succión del bebé es el remedio más eficaz que existe.
  • Poner al bebé en el seno con la mayor frecuencia posible, preferiblemente cada dos horas, y durante todo el tiempo que se pueda, por lo menos a lo largo de las primeras 24 horas tras aparecer las señales locales. Variar las posturas. Si el bebé rehúsa cooperar, extraerse la leche regularmente. Iniciar la toma con el seno que presente problemas. Cuando se resuelva el problema, la madre podrá, de ser necesario, disminuir progresivamente el número de tomas para reajustar la secreción láctea a las necesidades del bebé.
    No olvidar que éste es un mal momento para destetar.
  • Masajear suavemente el seno.
  • Descansar todo lo que se pueda. Lo ideal sería permanecer en cama durante 24 horas. No dudar en pedir ayuda. La madre también deberá tomar suficientes líquidos y alimentarse nutritivamente.
  • A menudo lo anterior es suficiente para solucionar el problema con rapidez.

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